La transición de la venta de coches de combustión interna hacia los nuevos vehículos eléctricos supone una merma de ingresos por parte de las petroleras de 500 euros cada año por cada unidad vendida, una cantidad similar a los ingresos extraordinarios que obtendrían las compañías eléctrica anualmente, según un estudio realizado por Bank of America Merryl Lynch.
En concreto, cada transición del Audi Q5 al eléctrico Audi e-tron supondrá una pérdida para las grandes petroleras de hasta 450 libras esterlinas (501 euros), mientras que las compañías eléctricas ingresarán 430 libras (480 euros) más, la mayor parte derivada de una mayor comercialización de electricidad.
El informe prevé que esta transición hacia el vehículo eléctrico provoque también una caída de los ingresos procedentes de la unidad de marketing de las petroleras, que suponen el 13% de media de los ingresos de estas compañías, debido a la menor presencia de clientes en las gasolineras, donde se venden cafés o se exhibe publicidad.
LA “MUERTE” DE LAS ESTACIONES DE REPOSTAJE
En este sentido, la entidad considera que las estaciones clásicas de repostaje “están agonizando”, debido a que el nuevo ecosistema eléctrico está siguiente el bautizado como “modelo Smartphone”, es decir la carga en casa, lo que haría “innecesaria” la carga rápida, además de que este tipo de carga amenaza la vida útil de la batería.
Según el estudio, ya que la mayoría de los trayectos diarios raramente excede la autonomía de los coches eléctricos, los consumidores ven más conveniente la carga en casa, además de que es más barato cargar el vehículo por la noche, aprovechando las horas “valle” de la tarifa eléctrica.
Esto es lo que explica que las compañías dedicadas a la extracción y refino de petróleo estén derivando su modelo de negocio hacia lo conocido como “Nuevas Energías”, en torno al mercado de baja utilización de carbón, de forma que puedan cumplir el 90% de las pérdidas derivadas del repostaje ofreciendo la carga eléctrica a esos mismos vehículos.
PÉRDIDA DE INGRESOS PARA EL ESTADO
Las petroleras no serán las únicas perdedoras de esta transición, ya que también provocará una merma de ingresos para las arcas públicas. El estudio calcula que el Estado dejará de ingresar 1.100 libras (1.225 euros) por cada unidad vendida.
El 60% de esa pérdida se explica por la ausencia de impuestos a la gasolina, un 25% por el crédito dispuesto en forma de subvención al nuevo coche eléctrico y un 10% por el impuesto de circulación menor para los coches “limpios”. Incluso si los gobiernos eliminasen todos los subsidios al vehículo eléctrico, la rebaja de la recaudación seguiría siendo de 800 libras (890 euros).
Por su parte, entre el resto de ganadores se encuentran las aseguradoras, que añadirían 240 libras (267 euros) a su cuenta de resultados por el mayor coste del vehículo, y los fabricantes de puntos de recarga, que ingresarían 90 libras (100 euros) más.